Los meses de septiembre a diciembre representan para muchos olivicultores el período de recolección de la aceituna, en el que finalmente recogen los frutos del intenso trabajo en el campo de los meses anteriores. Estas operaciones antes se realizaban principalmente manualmente, pero hoy en día han sido enormemente facilitadas por la introducción de maquinaria y herramientas mecánicas que hacen que las intervenciones en el campo sean más rápidas, menos fatigosas y más efectivas.
La temporada de cosecha de la aceituna es un período fundamental para todos los cultivadores y hay que encontrar las técnicas más correctas y el mejor equipo profesional. El período y el método pueden influir, de hecho, en la calidad de la oliva, así como del aceite.
El olivo tiene una extraordinaria capacidad de adaptación a las más diversas condiciones, ofreciendo una excelente producción incluso en situaciones climáticas extremas, como calor excesivo o escasas lluvias. Sin embargo, el olivar requiere intervenciones específicas para prosperar y en esta perspectiva el papel del cultivador es, fundamental. El tratamiento adecuado del suelo, la poda y la cosecha son los aspectos clave en los que se basa la productividad y la salud de cada planta.