La poda de la vid es una práctica esencial en la gestión de un viñedo. Requiere no solo experiencia, sino también una comprensión profunda de las necesidades fisiológicas de la planta y de las técnicas de poda más adecuadas. Sin embargo, los errores comunes pueden comprometer la salud de la planta y la calidad de la cosecha. Para obtener resultados óptimos, es fundamental conocer y evitar estos pasos en falso.
Aquí están los 7 errores que no se deben cometer al podar la vid. Desde la frecuencia de la poda hasta la forma de conducción, pasando por la elección del momento adecuado y el uso de herramientas de alta calidad como las propuestas por Campagnola: hay una amplia gama de soluciones, que incluyen tijeras eléctricas alimentadas por baterías enchufables, tijeras neumáticas y manuales, cortarramas, serruchos, podadores eléctricos de cadena y atadoras con batería enchufable, ideales para garantizar eficiencia y precisión en tus trabajos.
Dejar pasar demasiado tiempo entre una poda y otra
Uno de los errores más frecuentes en la gestión de la vid es descuidar la poda durante largos períodos. Un crecimiento desordenado compromete tanto la producción como la resistencia de la planta, mientras que las intervenciones regulares permiten dar la forma deseada a la vid, mantener un equilibrio entre la actividad vegetativa y productiva, favorecer la salud de la planta e influir positivamente en la cantidad y calidad de las uvas producidas. Aunque la vid tenga una buena capacidad de cicatrización, hay una gran diferencia entre cortar una rama de pequeño diámetro y una rama más grande, más difícil de cerrar.
Estas consideraciones son esenciales, especialmente durante los primeros años de vida de la vid, cuando se establecen las bases para el futuro del viñedo. Es erróneo pensar que dejar que la planta se desarrolle libremente es una buena idea; por el contrario, es preferible realizar cortes dirigidos con técnicas y herramientas de alto rendimiento, diseñadas para este fin.
No dar forma a la planta en su juventud
Dar forma a la vid en sus primeras etapas de crecimiento es indispensable para garantizar su productividad a lo largo del tiempo y su bienestar. La poda de formación o de conducción, realizada durante los primeros años después de la plantación, define la estructura de la planta, le permite utilizar de manera óptima el espacio disponible y aprovechar una iluminación y ventilación ideales.
Esto también facilita las intervenciones futuras, como la cosecha y el mantenimiento de la planta, mientras que modificar la forma de conducción de la vid en momentos posteriores puede ser difícil o incluso arriesgado.
No respetar el periodo ideal de poda
Podar la vid en el momento equivocado puede causar daños significativos a la planta. Como se mencionó, la vid es sensible a las operaciones de corte y se recomienda realizar las intervenciones más importantes durante los periodos de reposo vegetativo, cuando el riesgo de pérdidas excesivas de savia o infecciones patógenas es menor.
Además, siempre es preferible evitar cortar las ramas en condiciones climáticas extremas, como heladas o lluvias, una precaución esencial para prevenir el estrés y los daños a la planta.
Alejar los sarmientos fructíferos del tronco
Mantener los sarmientos fructíferos demasiado alejados del tronco reduce la eficiencia en la distribución de los recursos, comprometiendo la calidad y la cantidad de la cosecha. Los sarmientos deben colocarse de manera equilibrada para garantizar un crecimiento uniforme y una alimentación adecuada de los racimos.
Si no se respeta este principio, existe un riesgo concreto de que el tronco principal pierda vigor, exponiéndose a la sequía y a las enfermedades. Por ello, se recomienda limitar el desarrollo horizontal de la planta, manteniendo sus partes productivas lo más cerca posible de la base. Por las mismas razones, también es aconsejable limitar el desarrollo vertical de la vid, lo que podría llevar a un vaciamiento progresivo de los sarmientos inferiores en favor de una concentración de frutos en la parte superior, poco equilibrada y poco práctica durante la cosecha.
No tener en cuenta la exposición de los racimos
Una poda incorrecta puede influir en la exposición de los racimos a la luz. Si la parte superior del follaje se poda en exceso, los racimos quedan sin la protección natural de las hojas y demasiado expuestos al sol. Por el contrario, una poda insuficiente deja los racimos inferiores en la sombra, dificultando su maduración. Un equilibrio entre iluminación y protección es esencial para garantizar una cosecha de alta calidad.
Fallar en el corte o en el punto de corte
Realizar cortes imprecisos o en puntos incorrectos puede dañar la planta y comprometer su vitalidad y sus capacidades fructíferas. Existen diferentes tipos de cortes, cada uno con objetivos específicos. Por ejemplo, cortar completamente una rama cerca del collar puede ser adecuado para eliminar ramas secas, inútiles, enfermas o mal orientadas.
En cambio, se realiza un corte inclinado justo por encima de la yema para dirigir más savia hacia las yemas que potencialmente producirán flores y frutos o nuevos sarmientos productivos. También se puede realizar el llamado corte de retorno en las ramas principales, para cambiar su dirección de crecimiento o limitar el tamaño de la planta. Por lo tanto, es fundamental conocer la anatomía de la vid y utilizar herramientas adecuadas para realizar cortes limpios y precisos.
Utilizar una tijera inadecuada
El uso de tijeras inadecuadas o desafiladas constituye uno de los principales riesgos para la salud de la vid. Los cortes irregulares pueden exponer los tejidos vegetales a infecciones y comprometer la cicatrización de la rama. Las tijeras profesionales, diseñadas con enfoque en la precisión y la robustez, aseguran cortes limpios, con muchas ventajas: reducen el estrés para las plantas, garantizan una cicatrización rápida y permiten a los viticultores trabajar rápidamente y con el mínimo esfuerzo.
Una poda perfecta con las tijeras Campagnola
La elección de las herramientas adecuadas es crucial para una poda eficaz. Las tijeras Campagnola para la poda de la vid combinan ergonomía y tecnología avanzada para intervenciones siempre eficientes. Diseñadas para garantizar objetivos clave como precisión, comodidad y seguridad, son ideales para quienes buscan la excelencia en el cuidado del viñedo.
Disponibles en versión manual, pero también alimentadas por baterías eléctricas enchufables como los modelos STARK XM o la novedad Made in Italy NOVA 35, también ofrecen opciones neumáticas potentes como los modelos STAR 30 VIÑA y VICTORY, también disponibles en versiones VICTORY R y VICTORY CON ADAPTADOR.
En la gama de herramientas Campagnola dedicadas a los viticultores, también se encuentran la atadora NEXI y los podadores eléctricos de cadena con batería enchufable, como los modelos T-REX o T-CAT M V1, diseñados para cortes de acabado.
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